Era el primer día del resto de su vida. No sabía si sería mucha, aunque por lógica menos de la hasta ese momento vivida. El mundo se le escurría por entre los dedos de la mano… Pero de nada valía ser pesimista; en definitiva todos vamos a morir algún día; nadie se ha quedado aquí y nadie, también esto es verdad, ha vuelto de allá para decir qué tal le va. No cabe tener miedo. En esto como en todo hay que aplicar el prinicipio generalizador de si unos han podido, yo también podré. Siempre se lo había dicho a sí mismo y a otros. Ahora mismo recordaba cuando su hijo quería sacarse el carnet de conducir y tenía miedo de suspender: “Juan, si otros han podido tú también podrás hacerlo -le decía-. Mira cuanto subnormal hay en el mundo, medítalo brevemente. Y ahora piensa en cuántos de ellos tienen carné, casi todos, ¿verdad?, ¡pues, entonces…!” Quizás, vino a concluir, esto sea la vida: un examen, una vueltecita por el circuito hasta que el Profesor, el Deus, Quién sea, diga eso de “¡Aparque usted aquí. Ya puede bajarse!”
Curioso relato, Juan Carlos. como bien dices, a todos nos llegará el día en el que el Hacedor de la Vida o como cada cual quiera llamarlo nos diga: ¡Aparque usted aquí¡ Deberíamos aprender bien las maniobras de los aparcamientos ¿no crees? Me ha gustado. Saludos.
Hola, Sophierasil:
Muchas gracias por tu amable comentario.
Un abrazo
Llego por primera vez a tu blog de la mano del Tintero de Oro de David. Se adivina que el protagonista ha recibido una noticia fatal y empieza la cuenta atrás de su vida. Una reflexión que pretende infundirle ánimo cuando la desesperación lo acosa. Te deseo mucha suerte en el Tintero, Juan Carlos. Un saludo.
Hola, Jorge:
La verdad es que no me prodigo mucho por este blog que como ves en el subtítulo que le doy es mi otro blog. Y es que donde suelo recalar de continuo es en «El blog de Juan Carlos».
Muchas gracias por tus buenos deseos, aunque leído tu relato (¡magnífico!) es evidente que el mío tiene escasas posibilidades. Pero, bueno, lo importante es participar, ¿no crees?
Un abrazo
Como bien dices, Juan Carlos, vivimos en un permanente primer día del resto de nuestra vida, y la esperanza es lo último que se debe perder, hasta que toque aparcar.
Suerte en El Tintero. Un saludo.
Gracias, Carmen, por tu comentario.
Acabo de leer en tu blog tu relato y me ha gustado mucho.
Yo, este blog de «Reflexiones» lo tengo como un segundo espacio de mi blog principal («El blog de Juan Carlos») en el que fundamentalmente escribo reseñas de libros, películas y obras de teatro. Este de «Reflexiones» para pensamientos, relatos y cosas así.
Voy a seguirte desde ambos espacios porque no quiero perderme tus escritos.
Un abrazo
Hola Juan Carlos, qué bien que te hayas animado a compartir tus letras en el tintero. El micro es desconcertante, porque por un lado me imaginaba que era uno más como peligro en la carretera (con la vida por delante) y al final se traslada a nuestra vida en toda gloria, hasta que la muerte nos separe de la «carrocería». Un abrazo
Hola, Emerencia:
Te contesté este mediodía desde mi móvil, pero algo debí de hacer mal porque veo que no ha quedado registrado.
Te vuelvo a agradecer tu comentario sobre esta mi primera participación en El Tintero.
Un abrazo
¡Hola Juan Carlos! ¿Pues quién dice que no sea eso? Una vueltecita por este mundo, con sus alegrías y tristezas, sus blancos y sus negros, hasta que nos toque aparcar donde nos diga ese Dios que todo lo ve (por lo menos para los que creemos).
Un beso y mucha suerte en el concurso.
Un beso
Pues eso digo yo, Chelo. Esto es la vida y quien diga otra cosa, miente.
Este va a ser mi bautismo en el concurso de El Tintero. Procuraré mejorar porque veo que hay mucho nivel.
Un beso, amiga
Suerte en el Tintero
Ana Maria Caillet Bois
Gracias, Ana María. Nos leemos
Hola, amigo Juan Carlos. Dejando de lado que a mí nunca me ha gustado que se use la palabra «subnormal» como menosprecio o insulto, ni aunque se ponga en boca de un personaje, tu micro me ha parecido super original y me ha gustado mucho su final tan imaginativo, ¡genial!
Te deseo mucha suerte en el «Tintero».
Un abrazo.
Hola, Patxi:
En primer lugar, muchas gracias por tu comentario. En cuanto al término»subnormal» en el escrito lo empleo con ese sentido amigable que se utiliza en el diálogo con jóvenes que sí, ellos inadecuadamente, lo lanzan como insulto. Naturalmente mi intención no era de menosprecio para nadie y si alguien lo sintiera desde ya me disculpo y prometo no volver a hacerlo.
Por último, agradezco tus deseos de que tenga éxito en El Tintero, pero soy consciente del gran nivel que hay en el mismo. Espero exigirme más a mí mismo en el próximo escrito que envíe.
Un abrazo, amigo.
Yo no creo, en absoluto, que tengas que disculparte Juan Carlos, lamento mucho que lo hayas sentido así; sólo hice esa afirmación a título informativo, aportándola como un opinión personal, un detalle más en un micro que brilla por su originalidad.
Espero seguir leyendo textos tuyos, amigo; y créeme que soy de tu misma opinión cuando afirmas que «esperas exigirte más» para el próximo escrito; aunque a veces no dé el resultado esperado, yo al menos lo intento siempre.
Otro abrazo.
Gracias, Juan Carlos, por participar con este relato en El Tintero de Oro. Un abrazo y suerte!
Gracias a ti por tu esfuerzo y trabajo, David.
Un abrazo
Está bien eso de que si otros lo pasaron yo también lo pasaré de una u otra forma, al final como tu mismo dices en el cuento, aquí nadie se queda. Pero sea cuando sea que tengamos que apearnos mejor que sea lo mas tarde posible.
Interesante tu texto.
Suerte en el concurso el T.de Oro Juan Carlos
Un abrazo
Totalmente de acuerdo contigo, Puri. Claro que sí, cuanto más tarde mejor.
Nos vemos en El Tintero. Ya me paso por tu escrito.
Un abrazo
Hola Juan Carlos, has escrito una interesante reflexión, algo que todos nos detenemos a pensar en algún momento. El paso del tiempo, que se escurre como agua entre las manos, tal vez no reparamos en esto cuando somos muy jóvenes, porque por lógica como dices, nos parece que lo tenemos todo por delante…creo que lo maravilloso es poder mantener viva la ilusión, tratar de disfrutar de los momentos bonitos, celebrar la vida, que es en sí misma un regalo, aunque muchos, tristemente dilapidan. Saludos Juan Carlos y nos vemos en El Tintero.
Hola, Mirta Ester:
Muchas gracias por tu comentario.
Como bien dices nos vemos en El Tintero. Antes me paso por tu blog y leo tu relato.
Saludos
¿Qué tal Juan Carlos? Bienvenido a Tintero.
Tu micro me ha parecido interesante, de frases cortas muy seguiditas, como sin darle casi importación al suceso nacimiento-deceso. Ingenioso.
Otra cosa, no he podido evitar leer el comentario del compañero Patxi Hinojosa, al que admiro y aprecio, (y acabo de leerle un relato que me parece fantástico )sin embargo no estoy de acuerdo con él. Si un personaje necesita decir alguna palabra, frase, improperio, insulto… catalogado como malsonantes, si el personaje lo requiere, bajo mi humilde criterio, es más que recomendable. Si lanzamos un hijo de p…, o cabr…, un payaso, o un subnormal, no estamos insultando ni faltando al respeto a las prostitutas, al circo a los que padecen el síndrome de Down, estamos dando vida a la boca del personaje y haciéndolo creíble. Siempre recomiendo una de las obras que a mi me han parecido interesante en la literatura, y es “El asesinato considerado como una de las Bellas Artes” de Thomas de Quincey… el hecho de jugar con la idea de asesinar (literariamente) no es una apología al crimen.
Eso sí, en tu corto, el “subnormal” no me parece necesario.
Disculpa la perorata Juan Carlos, hoy he comido “alpiste”.
Un cordial saludo compañero y suerte en el tintero.
Hola, tirma:
Muchas gracias por tu generoso comentario. Casi más extenso que mi ‘corto’. No es cosa de polemizar sobre la conveniencia o no de la aparición de términos gruesos en las creaciones de ficción. En lo fundamental soy de tu misma opinión; en cuanto a la oportunidad de la palabra ‘subnormal’ en mi relato pues qué quieres que te diga: yo creo que contribuye a la intención del conjunto y tú discrepas. ¡Bendita literatura que nos permite opinar distinto sin que ello suponga enfado!
Me paso en cuanto pueda por tu relato y te digo algo.
Suerte en El Tintero
Un abrazo
Tienes razón Juan Carlos, al final somos los gestores de nuestros trabajos y quienes decidimos. Un abrazo compañero.
Una interesante reflexión llena de ánimo y sentido del humor, Juan Carlos. Así es como hay que enfrentar las cosas difíciles de la vida, y por tanto también la muerte que forma parte de ella. Los trances se superan, ¿acaso nos queda otra? :))
Un abrazo y mucha suerte en el Tintero.
Muchas gracias, Julia, por tu comentario. Me pasaré por tu blog para leer tu relato.
Un abrazo
Hola Juan Carlos
Estoy terminando de leer los relatos participantes. Algo curioso el tuyo, sorprendente! Lo peor que te puede pasar? qué te suspendan! Pues a intentarlo otra vez y ya está
Te deseo lo mejor
Un abrazo
Muchas gracias, Paola. Yo te diría lo mismo a ti, que te deseo lo mejor, aunque ahora tras haberme leído los 22 relatos no sabría decirte cuál es el tuyo.
Un abrazo
Interesante reflexión, Juan Carlos. Y acertadísima. Acabas de exponer con una naturalidad aplastante un resumen de lo efímero del vivir: exactamente como darse una vueltecita con el carnet de conducir recién estrenado. Suerte en el concurso
Igualmente, Sara.
Original tu relato, me recordó la canción aquella de «paren el Mundo que yo me bajo…» Muy logrado el paralelismo: es cierto que, al final, la vida no deja de ser un viaje con final incierto aunque insoslayable.
Suerte en «El Tintero de Oro»
Te invito a conocer mi blog: castroargul3.blogspot.com.es
Saludos cordiales, Juan Carlos.
Qué difícil es aparcar bien. Dejar el coche en cualquier lado es más fácil, pero aparcarlo y poderte bajar tranquila sabiendo que no estorba ni que molesta a nadie… eso ya es otro cantar.
Preciosa alegoría, Juan Carlos. Me ha gustado mucho.
Un beso grande.
Que si es difícil encontrar aparcamiento, Paloma. ¡Y que lo siga siendo por mucho tiempo! ¿No?
Un beso