«Capaos». Confinamiento (temporada 7)

El Roto en «El País» del 6 de febrero de 2020

He perdido la cuenta de los días y semanas que llevo recluido. La verdad es que como cualquier confinado me voy habituando a la estrechez y tamaño de mi habitáculo y hasta podría decir que me voy encontrando a gusto. Es lo que tiene la libertad que siempre pugna por actuar y si la de movimientos está coartada entonces  busca enseñorearse en el interior de la persona. Creo que eso es lo que me está ocurriendo. Y no me molesta, la verdad.

En casa leo, veo series y películas, y busco alejarme del pensamiento único a través de grupos libremente elegidos por mí en las RR SS que frecuento. Dado que no puedo moverme más allá de los contados metros cuadrados de mi domicilio, mi mente y mi mundo de relaciones sociales se expande a través de conversaciones, opiniones y comentarios sobre los temas que me interesan: fundamentalmente libros, espectáculos teatrales, cine y seriales televisivos, Soy feliz y estoy a mis anchas dentro de lo que cabe refugiado en este sucedáneo de libertad.

A veces, sí, es cierto, en estas RR SS se cuela algún comentario, alguna opinión, se rebota (o se rebotaba) algún mensaje o convocatoria sobre el asunto de marras que nos tiene varados en dique seco desde hace ya siete semanas, siete. No me parece mal pues así sondeo desde mi pequeña atalaya el sentir, o mejor, los sentires de la sociedad abierta y plural que ahora no podemos frecuentar por eso de mantener el sanitariamente mal llamado ‘distanciamiento social‘ que mejor debiera denominarse ‘distanciamiento físico o personal‘. Sin embargo pienso que políticamente el concepto ‘distanciamiento social’ es perfecto, pues es lo que estoy/estamos viviendo en estos meses últimos.

Menos mal, me digo, que están las RR SS para charlar, parlotear, reírse, criticar, pensar por uno mismo… Pero no, ¡alto!, de eso nada, porque resulta que es tal la proliferación de mensajes, opiniones, informaciones, chistes, reflexiones, artículos, etc. que circulan por la Red de Redes que las bases del Sistema se conmocionan al ver que el control escapa de sus manos. Algo hay que hacer, ¿Qué se ha hecho por ahí?, se preguntan los gerifaltes. Prohibir, no; censurar con el viejo lápiz de dos colores, sería burdo y casposo; entrar en una campaña de desmentido de todo aquello que se entienda es falso o inconveniente, difícil de realizar por lo abundante y agotador dada la cantidad de personas que habría que destinar a tal cometido… Entonces, ¿quoi faire? ¡Eureka! Lo tengo, lo tengo. Dejar que todo siga igual, pero poco. Quiero decir, hacer como que no, pero sí. En definitiva, ‘Capar‘.

Así se ha hecho, así se está haciendo. Mientras que los mensajes que circulan de arriba abajo no se someten a ninguna prueba de la Verdad y se reproducen ‘ad infinitum’, los que circulan de abajo arriba o incluso en horizontal son sospechosos de inicio. Por esta razón, al pasado ha quedado relegado eso de reenviar a todos los grupos el mensaje gracioso, el pensamiento crítico, la convocatoria molesta, la noticia no comprobada… Todo -se dice- se hace en pro de la Libertad y de la Verdad, por nuestra conveniencia, aunque a ella lleguemos ‘capaos‘ y reducidos a la condición práctica de menores de edad.

 

5 comentarios en “«Capaos». Confinamiento (temporada 7)”

  1. Ante la desmedida reproducción de noticias falsas, las llamadas fake news (hay que ponerse al día hasta en la terminología), se han creado grupos/entidades (no sabría cómo calificarlas) que se dedican exclusivamente a desmotar los bulos, sin ánimo de lucro (Maldito Bulo, es una de las que opera en Twiter). Incluso un programa de LaSexta tiene un espacio dedicado a ello. Menudo trabajo repasar una a una las noticias falsas que corren por las redes, aunque supongo que para quien lo hace será gratificante. Y es de agradecer. Aunque también existen las fakes de las fakes. ¡Qué horror!
    En la mili, lo rumores los llamabamos «radio macuto», pero mucho de lo que ahora vemos u oímos excede el simple rumor, pues hay verdadera «mala leche» en la intención de engañar a la ingenua audiencia. Y quien más, quien menos, pica.
    Esa es, para mí, la peor consecuencia de lo que estamos viviendo. Que hay quien se aprovecha de lo malo para convertirlo en peor.
    Un abrazo.

    1. Lo de sin ánimo de lucro, querido Josep, yo lo pondría en cuarentena también. Pocas cosas hay inocentes, desinteresadas o sin ánimo de lucro en este mundo. Al cabo del tiempo nos enteramos de los intereses que subyacen en no pocas de estas organizaciones y grupos cuasi filantrópicos.
      Pero no es esta la cuestión. La cosa es que me siento manipulado y obligado a conducirme según me sea dictado por entes superiores que se preocupan por interpretar en mi nombre y discriminar, también en mi nombre, lo falso de lo verdadero. Y eso me cabrea, porque yo aún conservo la suficiente cabeza como para no creerme nada del todo, pero tampoco lo contrario.
      Suscribo plenamente tu frase final porque todos los días se puede comprobar: «Que hay quien se aprovecha de lo malo para convertirlo en peor.» Totalmente de acuerdo contigo, amigo. Pero, por favor, que nos dejen elegir por nosotros mismos.
      Un abrazo

  2. A mí, lo de las noticias falsas me pone de muy mal humor, y las RRSS son responsables en parte, al menos son un vehículo estupendo para esta clase de gente que se dedica a dar por saco, como si ya no tuviéramos suficiente con la que nos está cayendo.
    De todas maneras, la gente tiene muy poco sentido crítico, o no lo empela cuando realmente lo necesita, porque no se para a analizar si lo que está leyendo u oyendo es cierto o puede estar manipulado. Somos muy susceptibles con algunas cosas, pero con otras nos lo creemos todos y nos las tragamos como ruedas de molino.
    Un beso.

    1. Lo que yo observo es que la «guerra» contra el COVID19, al menos en nuestro país, es más una guerra política que otra cosa. Y mientras que faltaban tests y artículos elementales para defenderse del bicho (batas, respiradores, mascarillas…) sin embargo se emplearon muchos medios para combatir la desinformación, dicen. Y yo no sé a otros pero a mí me molesta mucho que me digan lo que tengo que pensar y ya no te digo si me censuran informaciones para que «no me hagan daño». El paternalismo no lo soporto. Prefiero equivocarme por mí mismo. Además, como bien dice Josep, existen las fakes de las fakes. ¿De quién nos fiamos, pues? ¡¡Por favor, dejad que pensemos por nosotros mismos!!
      Besos

    2. Plenamente de acuerdo contigo, Paloma. La falta de espíritu crítico nos mata. Los divulgafores de fakes news de cualquier tipo se aprovechan de ese afán grupal (sentirnos parte de un grupo más amplio) que los humanos tenemos y que nos hace acríticos para no separarnos de la agrupación que sea pese a que en ocasiones nos chirríen ciertas informaciones. Pero, sigo insistiendo, que como a un niño me digan desde arriba lo que está bien y lo que está mal pensar o hacer creo que no mejora para nada mi espíritu crítico.
      Un beso

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